Tengo una amiga que se llama Soledad
me acompaña noche y día, me besa al despertar
Nunca pedí sus besos, pero ella quería caminar
ahora es mi dulce camarada
en batallas de palabras, de la vida y el amar
Soledad, te miro a los ojos, te pregunto, qué te tengo que dar
para que me abandones, desaparezcas, corras sin mirar atrás
Lo sé, no me abandonarás nunca Soledad,
me lo dices sonriendo y al instante,
siempre bulliciosa, alegre, te pones a cantar
Por qué eres tan mala conmigo Soledad, no me mientas
no me digas que sin mi no vivirías
que es la única verdad,
pues no hay mayor mentira
que la que uno se niega a aceptar
Estoy hastiado, andas conmigo en el trabajo, en la vida,
como un amor irracional
pero yo no te amo porque veo que estos celos tuyos me van a destrozar
Déjame hablar, reir, besar a otra que no seas tu Soledad
no quiero vagar solo, por esta ruta sin destino,
desandando los caminos
de personajes vacíos en esta historia sin final
Me hice experto en encrucijadas de la vida,
tomando decisiones tormentosas
como un marinero sin barco ni puerto,
ebrio en este mar de inmensidad
Las olas jalan la orilla, embargan mis pies de frescor, huelen a Soledad
Cuento las horas, los minutos, los segundos en que me decidas abandonar
te lo pido mentalmente, lo espero con paciencia, lárgate ya
Tu me miras silenciosa y tranquila, respondes que jamás
Ahora estoy rodeado de ella, me abraza, me cubre con su cabello
con su cuerpo me ata, se sube encima mía
una vez más caigo en sus brazos, me toma
no quiero pensar más en ti, Soledad.