martes, 18 de agosto de 2009

Soledad

Tengo una amiga que se llama Soledad

me acompaña noche y día, me besa al despertar


Nunca pedí sus besos, pero ella quería caminar

ahora es mi dulce camarada

en batallas de palabras, de la vida y el amar



Soledad, te miro a los ojos, te pregunto, qué te tengo que dar

para que me abandones, desaparezcas, corras sin mirar atrás


Lo sé, no me abandonarás nunca Soledad,

me lo dices sonriendo y al instante,

siempre bulliciosa, alegre, te pones a cantar



Por qué eres tan mala conmigo Soledad, no me mientas

no me digas que sin mi no vivirías

que es la única verdad,

pues no hay mayor mentira

que la que uno se niega a aceptar



Estoy hastiado, andas conmigo en el trabajo, en la vida,

como un amor irracional

pero yo no te amo porque veo que estos celos tuyos me van a destrozar



Déjame hablar, reir, besar a otra que no seas tu Soledad

no quiero vagar solo, por esta ruta sin destino,

desandando los caminos

de personajes vacíos en esta historia sin final



Me hice experto en encrucijadas de la vida,

tomando decisiones tormentosas

como un marinero sin barco ni puerto,

ebrio en este mar de inmensidad



Las olas jalan la orilla, embargan mis pies de frescor, huelen a Soledad



Cuento las horas, los minutos, los segundos en que me decidas abandonar

te lo pido mentalmente, lo espero con paciencia, lárgate ya

Tu me miras silenciosa y tranquila, respondes que jamás



Ahora estoy rodeado de ella, me abraza, me cubre con su cabello

con su cuerpo me ata, se sube encima mía

una vez más caigo en sus brazos, me toma

no quiero pensar más en ti, Soledad.