domingo, 18 de noviembre de 2012

Iuris et de iure


Se acusa a esta joven de los siguientes cargos:


De enamorarme con nocturnidad y alevosía

de apuñalar mil veces mi corazón

de quemar dos mil besos en el aire

como carabelas que se hunden antes de zarpar.


De convertirme en descubridor de una tierra

de la que jamás supe qué era, pues ella,

todo misterio

mirada felina,

lo ocultó tras sus montañas.


De hacerme escalar nieves perpetuas, de helarme el

alma sin dejarme caer.


De hacer de su belleza una cárcel de cristal,

irrompible, glacial, a la vez que superflúa.


De ser juez y testigo de un proceso

sin más culpables que la ilusión.


De quebrar el destino de un amor

que ella, en su infinita sabiduría y crueldad,

nunca llegó a consumar.






domingo, 9 de septiembre de 2012

Goteo


Cuando la vida pasa ante tus ojos y tu asistes, impertérrito a su devenir, inmutado pero mutable al mismo tiempo, en cuerpo, ideas y actitud, esperando a que sobrevenga el Gran Golpe que dé un giro radical a tu vida, empiezas a sentirte un poquito más muerto.

Cuando notas que el hecho de acabar con la chica que soñaste, mucho tiempo después, no te reconforta lo que esperabas, pese a ser placentero, sólo queda mirar hacia adelante, poner nuevas metas y decir, no será esto lo que busco, continuemos.

Ves como todos viven o aparentan vivir, observando, tras una pantalla de cristal, que congela los instantes que se disfrutaron inmortalizando, más que disfrutando en sí. Porque si disfrutas de un momento, ¿de verdad piensas en echar fotos?¿o te importa más que la gente vea que lo estás pasando bien?

En fin, quizás es dar vueltas sobre una misma piedra. Quizás son muchos años de lento goteo, de lucha contra el aire y el mar, de miedos e inquietudes que no debieron ser, pese a parecerse demasiado.

Quizás sólo esto termine siendo la foto, el testigo eterno de un joven viejo quejicoso, que quiere ser espectador o teme ser algo más, de lo vivido. Sin afán más allá de vivir.

jueves, 23 de agosto de 2012

La espada de Rinoguchi

Hay ocasiones en las que una persona nace en el momento, lugar y con las circunstancias equivocadas. Buena muestra de ello es mi amigo Rinoguchi. Como habréis adivinado, por su nombre, es de procedencia asiática, concretamente de Tokio, Japón. Pero se da en este caso una combinación de singularidades que hacen su vida más complicada de lo normal. 

Rinoguchi, ha nacido en el seno de una familia relativamente acomodada de la burguesía japonesa del siglo XVI. Como bien sabemos, el avance de la isla nipona ha sido muy anacrónico respecto al resto del mundo, viviendo en una época casi medieval unos 500 años atrás. Casi como los norteamericanos, casualidades de la vida. Bien, pues el principal problema que encuentra Rinoguchi en su vida es que, en una sociedad como la japonesa en ese momento histórico, un sordomudo es objeto de deshonra, burlas y abandono por parte de su familia que, avergonzada, cree que ha recibido un castigo de Dios, tanto que su padre, cada mañana cuando se levanta para ir a trabajar, siempre pide en sus plegarias que muera o desaparezca la causa de su desdicha, desgraciadamente, su propio hijo.

Rinoguchi es un joven optimista. A veces, viendo a otros seres desafortunados de su entorno piensa que podía ser peor, que podría ser mujer, y entonces sí que estaría condenado a la indigencia, más allá del ostracismo en el que ahora vive.

El joven chico de ciudad, es un amante de los sables y el kendo. De vez en cuando huye de la ciudad a zonas rurales donde practica por sí sólo, mientras grita a los árboles a la vez que los golpea, descargando toda su frustración. Sólo los pájaros son testigos de su existencia y entonces, tras un rato, se siente tranquilo y en paz, sin ser juzgado. A Rino, como le gusta que le llamen, nadie lo entiende. Es por eso que se siente muy identificado con los animales y ama perderse en la naturaleza. Alguna vez se ha perdido de casa durante semanas, para ver hasta que punto lo desean sus padres. Nadie se molesta en buscarle. Sólo su madre derrama lágrimas en silencio sobre la mesa de la cocina.

Cuando mira la espada que le regaló su padre, de pequeño, ve refulgir en él la personalidad de lo que un día llegará a ser. Duro como el acero, con un brillo que refulge con toda intensidad y devastador ante todo lo que se pone en su camino. Más de una vez ha pensado en unir el acero dentro de su cuerpo, hacer que sean sólo uno, pero siente que huir no es la salida a ningún problema.

Así pues, sin poder comunicarse, denostado, olvidado y perdido en la inmensidad del bosque, se encuentra consigo mismo, con su verdadera naturaleza y en ese estado, tras varias semanas de meditación, alcanza el nirvana, la Verdad absoluta, diluyéndose su alma bajo la copa del árbol milenario en que, dos décadas antes, fue engendrado.




miércoles, 18 de julio de 2012

Víchara



 Vichara. Es una palabra sánscrita que se podría traducir como juego de la indagación del yo. El juego consiste en lo siguiente: coges un papel y en dos minutos tienes que responder a la pregunta “¿Quién soy yo?” Y dices lo primero que se te pase por la cabeza. Vuelves a coger otro papel y respondes a la misma pregunta, pero sin dar ningún dato de tu biografía. Coges en tercer lugar otro papel y tienes que responder sin ningún dato sobre opiniones o creencias. Y en cuarto lugar, coges otro papel y tienes que responder sin dar datos sobre tu aspecto físico. De esa forma, dicen los vedas, habrás averiguado quién no eres, que es el primer paso para saber quién eres. 

1.


¿Quién soy yo?

soy un chico divertido, atento, que tiene un buen fondo e intenta hacer lo mejor que puede lo que quiere de verdad en la vida.

Soy interesado y pragmático, soy fuerte, encantador y débil a la vez.

Soy ambicioso por inducción, atrevido,

soñador pero no cumplidor de sueños, hasta ahora, y veo como se escurren las flores de la juventud entre mis dedos.

Soy preso de mis deseos, de mis interrogantes, de las dudas que me atenazan y las decisiones que jamás llegó a acometer. Soy preso de la esperanza.


2.


¿Quién soy yo? sin datos biográficos


soy un chico moreno, alto, de cuerpo destartalado, mirada medio dudosa medio segura y simpatía alternante.

Soy taciturno y melancólico. También alegre y excesivo.

Hago lo contrario de lo que me digo a mí mismo que debo hacer, incluso cuando realmente no quiero hacerlo para conseguirlo. He buscado en mi espiral mental una especie de bucle donde conseguir justificar una solución mental a todos mis problemas, sin ser consciente de que en realidad, hasta que no pase a la acción no conseguiré ser quien quiero ser.

Soy un proyecto de lo que quiero ser.Por tanto, no soy nada.

3.


¿Quién soy?

Soy una persona, un ser humano, un ente más de un sistema enorme para nosotros pero ínfimo para el universo.

Soy la millonésima parte de una mota de polvo espacial, con ánimos de grandeza dentro de la nada, preocupado por los avatares de mi existencia y la de mis congéneres y compañeros del planeta.

Soy otro elemento más que viene a ayudar a joder este pequeño mundo.


Soy un interrogante insistente a una pregunta que no tiene respuesta.

Soy una palabra, un pensamiento, un segundo en la historia del universo.
Una célula sin importancia que puede morir aplastada en cualquier momento sin que el mundo se inmute lo más mínimo. Redundando en la idea no soy más que un líquen con consciencia de sí mismo, soy producto del azar o el capricho de una causa primera que dio lugar a muchas otras causas.



4.

¿Quién soy?

Soy carbono, soy una mirada cruzandose en un andén, soy fuego, soy el deseo y el amor que suscito en otras personas, y también el odio.

Soy materia viva, que se pregunta por qué lo es. Soy un infeliz, un desgraciado, un montón de mierda que forma parte de la basura de este universo o como quiera que se llame. Soy un destello de la galaxia. Fui angustia existencial, ahora soy resignación y aceptación.


Soy un bicho detrás de un sueño, soy
Rama, un Dios, un ego, un alma descarriada. Soy un artista sin cuadros, un dueño de nada, un don nadie y una mierda aplastada. Soy el deseo de ser algo, que sabe que probablemente nunca lo será.