sábado, 9 de febrero de 2013

Khan

Por mi sangre corre el testimonio de mil ancestros, el torrente de especias de Oriente Medio y el influjo del lejano oriente, sazonado por la sangre arábiga y africana que finalmente desembarcó en la península para recorrer medio mundo.

Mis ojos son testigos de una esfigie, que se alza majestuosa ante los mares de arena de medio mundo, mi cuerpo es la expresión viva del hombre viajero, pensador y concupiscible, que hedonísticamente trata de absorber todas las esencias que el mundo puede ofrecerle, saborear las sensaciones que regalan el abrir tu mente a otras culturas, a la vez que se trata de aunar con el ascetismo indoeuropeo y la búsqueda certera del yo.

Yo soy tantos yoes a la vez que sólo en este único ser hecho carne podría ser comprensible y comprendido. Podrá extraerse mi sangre, mis genes, pero no las experiencias vividas por mis ancestros que ahora atestiguan en mí. Por eso soy único e inigualable. Por eso soy grande y siempre voy más allá. Por eso, y ante todo, el mundo, algún día, caerá a mis pies.

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